jueves, 8 de agosto de 2013

un verano fatal

En este blog suelo centrar mi atención en la música que tocan los músicos, como hacen el 99% de blogs musicales que puedas encontrar en la web. Sin embargo hoy es un dia propicio para hacer una excepción y centrar mi homenaje al lugar donde más feliz soy escuchando música y donde esta ha adquirido siempre en mí mayores cotas de emoción y profundidad: Hoy voy a dedicarle esta entrada a mi coche.


Mi coche se llama Winrar. Y si, es tan especial para mí que tiene un nombre, conocido por casi todos mis amigos, aunque pocos saben que secretamente para mis adentros, al igual que mi madre sabe el mio, yo sabía su segundo nombre, una especie de desgracia hortera y quasi kitsch propia del infortunio estético del amor parental que me llevó a nombrarlo Winrar José.
Ahora lo sabéis vosotros, los pocos que entrais aquí, mis fieles amigos imaginarios.

Winrar era un Fiat Seicento rojo, con muy poca potencia y mucho carisma. Tenía un boton de salto al hiper espacio que se podía modular en tres posiciones:
- la normal, el modo "trote", en la que solía permanecer la mayor parte del tiempo por cuestiones de ahorro de combustible y seguridad vial.
- La super velocidad, un paso intermedio imprescindible para poner a la máquina a una velocidad elevada adecuada para crear el agujero de gusano espacio-temporal con el que poder llegar a la última posición:
- El salto al hiper espacio.

No voy a intentar rememorar ni recapitular todas las cosas que he vivido en estos últimos siete años con mi coche, ya que hoy, un fatídico verano del año 2013, una avería estúpida ha colmado el vaso de las averías estúpidas que se vienen sucediendo desde hace un tiempo y me han llevado a la dificil decisión de dejarlo morir en paz sin más egoístas reanimaciones.

Winrar no tenía mucha potencia, ni aire acondicionado, ni dirección asistida, ni tampoco un gran equipo de audio, tan solo un par de altavoces laterales de 4 watios. Los graves siempre estaban al -1 de nivel en la radio cd/mp3 que me regaló mi primo Pedro en cuanto tuve en mi poder el coche, herencia directa de mi padre. Aún así cascaban en cuanto sonaban temas electrónicos, rap o cualquier canción en la que Pepe Bao (Ofunkillo) o Flea (Red Hot Chili Peppers) tocaran el bajo. Realmente no puedo decir que fuera, técnicamente, el mejor lugar en el que pararse a oír música. Sin embargo era mi preferido. E insisto en que como experiencia sonora, cualquiera de los modernos coches de mis amigos superaban con creces al pequeño Winrar hasta dejarlo en evidencia, pero aquella era mi casa, el lugar donde más y mejor música escuché durante los últimos años, donde me quedaba solo durante horas resistiendome a volver a casa cuando volvía de fiesta, donde alguna que otra bella mujer supo compartir conmigo el silencio, que no es ni más ni menos que lo que se produce cuando no hay ninguna interferencia mental, circunstancial o sonora que interrumpa a una buena canción.

Hoy que he decidido que nuestra historia llegará a su fin, no puedo hacer menos que dedicarle un par de canciones, sin que me importe una mierda quienes sean esos músicos, en qué año estén editados esos discos ni a qué género músical representen.

Hoy esta entrada va para ti, mi fiel amigo, mi actor fetiche ya que sale en la mayoría de mis cortos y hasta en la película de Paco León "Carmina o Revienta", que lo catapultó a la fama entre las francesitas Renaults del barrio, que empezarno a ver en él a un bohemio artista al que ponerle las largas:

La primera canción que puse para estrenar el coche allá en el año 2006. Cuando mi primo Pedro me terminó de instalar la radio que me había comprado como regalo y me pidió un disco para probarla, yo ante la responsabilidad de inaugurar las cosas como es debido me sentí sobrepasado y terminé decidiendo que como mínimo, tendría que ser la canción de algún grande, así que le pasé un disco recopilatorio que empezaba con este gran "Living loving maid" de Led Zeppelin.



El segundo, a medias entre Christina Rosenvinge y Nacho Vegas, simplemente me daba pie al título y a la crónica de esta historia, y además me encaja muy bien con el propio espíritu de Winrar, al que parecía gustarle mucho oírse esa frase de "no tenemos que escondernos, alguien nos encontrará.. hacer siempre lo incorrecto es una forma de acertar"

Amigo, joder, cúanto te vamos a echar de menos.
Quien podía imaginar lo que nos iba a deparar... un verano fatal.