domingo, 26 de diciembre de 2010

5º Podcast, especial Navidad



Bueno, se que se me han pasado las semanas y no he vuelto a traeros otro de mis podcast. No voy a poner excusas tontas como "he estado muy ocupado" o cosas por el estilo.

Hoy traigo un especial navidad. Y con la colaboración especial de Al Pacino, que se ha pasado por aquí para charlar conmigo y contarme sus cosas.

Para los podcast, en general... y ya puestos, a menos que tengais un equipo de sonido cojonudo, para cada vez que escucheis buena música, ahi van mis siguientes recomendaciones:

- Búscate unos cascos. ¿Auriculares? bueno, si no tienes otra cosa... pero mejor cómprate unos cascos, y póntelos.
- Ponte cómodo. Si es de noche y tienes sueño mejor no te tires del todo, no sea que te quedes dormido. Aunque si te puedes quedar plácidamente dormido con mi programa tampoco pasa nada. No hay nada tan importante que tengas que escuchar que deba interrumpirte ese placer. Eso si, luego escuchalo por la mañana, hombre.
- Si fumas, ten tabaco a mano. Si no fumas, quita el facebook.
- Puedes interrumpir el programa si vas a llamar a alguna persona para decirle que la echas de menos, o para echar un polvo, o para dar un abrazo, o para oír su voz.
- De echo, prefiero que lo hagas a que escuches el programa y te quedes tal cual.
- Disfruta, aunque no me aguntes a mi hablando, seguro que sabes apreciar la música.
- Disfruta hombre, aunque no escuches el programa, disfruta.

Felices fiestas

lunes, 20 de diciembre de 2010

Edith Crash, belleza sucia


Ayer por la tarde, de puñetera casualidad, descubrí la existencia de una hermosa francesa, de ojos azules, piel blanca y voz desgarradora que consiguió en tiempo record que me interesara por su música y por su biografía, y que me hizo tener claro a quien iba a dedicar la siguiente entrada de este blog.

Debo reconocer que hace ya algunos años que considero que me estoy convirtiendo en un estúpido coleccionista de música. O que con el paso del tiempo estoy empezando a padecer síndrome de diógenes artístico, acumulando en el espacio virtual cientos y miles de discos y discografías de artistas a los que necesitaré tres vidas para dedicarles la atención que se merecen. Yo y mi amigo Mario Barrenco solemos fantasear con la idea de parar la industria cultural unos diez años. Impedir que se creen más películas, libros, obras de teatro, pinturas, música... que tengamos un periodo de diez años de tregua, para ponernos al dia, para no desquiciarnos al pensar la cantidad de obras de arte maravillosas que pasan sin pena ni gloria por la más cruel de nuestras ignorancias.

Quizá antes me agobiaba más saber que tenía gran parte del disco duro lleno de música que no había escuchado ni una sola vez. Pero de algún modo me tranquiliza tener la posibilidad de que a veces, en alguna tarde aburrida de sábado, en la víspera de la fiesta en la que uno no sabe en qué ocupar su tiempo... topes por casualidad con alguien que consiga acaparar toda tu atención, cosa cada vez más complicada a medida que avanza la tecnología y tenemos dos monitores para el portátil y podemos leer la última mentira del periódico digital mientras escuchamos de fondo la radio y retocamos las fotos que vamos a colgar en nuestras redes sociales.

Ayer me pasó exactamente esto. Me topé con Edith Crash, francesa afincada en españa, una mujer con una guitarra que suena como un grupo de rock. Una versión afrancesada de Kurt Cobain. Una colleja al espíritu lolita dulce gabacha. Íntima, opresiva, desgarradora, hipnótica, cómplice. Una mujer cuyo disco no sabría si colocar junto a los de PJ Harvey, Johny Cash, Cat Power... y que no por ello deja de tener ese toque francés, esa delicadeza melodramática y armónica, ese toque de Brassens que te gustará incluso si no soportas a Brassens.

Una tipa que hace algo que suena a canción de autor, pero que también suena a grunge, y a punk rock, y a folk, y a western, y a blues... y a otras cuantas de esas categorizaciones estúpidas que alimentan unos señores que no soportan, precisamente, encontrarse con artistas como esta. Mi propósito, de echo, es que todo aquel purista del género que sea, no encuentre aquí nada que le satisfaga.

En fin, menos cháchara y más música. Os dejo un par de maravillas que he podido encontrar en video. Ambas grabadas en directo. Atención sobre todo al primero, una mujer con su guitarra bajo la tormenta. Poesía en estado puro.

(lo he cambiado por un acústico, los capullos de youtube nos han vuelto a quitar un gran video)


jueves, 16 de diciembre de 2010

El amigo Paul


Esta noche he podido asistir por primera vez a un espectáculo en directo del señor Michael Paul Hinson (conocido como Micah P. Hinson), cantautor indie nacido en Memphis, la ciudad del Rey, hace ahora unos 29 años. Y que no lleve a engaños su juventud. La voz de Hinson parece haber heredado el carisma y la grumosidad áspera y rotunda de Tom Waits, Nick Cave, Leonard Cohen o incluso Bob Dylan. Y no solo en su registro vocal podemos observar su madurez como artista.

Absolutamente desconocido en España, puede que alguno lo haya oído si vio la película "After" del director sevillano Alberto Rodríguez, al que precisamente esta noche me he encontrado en el concierto, y en cuya obra aparece como banda sonora una de esas grandes canciones atmosféricas y profundas del amigo Paul. Yo supe de él hace varios años cuando en una entrevista, oí que Enrique Bunbury lo citaba cuando le preguntaban por músicos por los que apostara y que estuviera siguiendo de cerca. Y como todo lo que diga Bunbury, como ya sabeis, me interesa, fue un grato placer encontrármelo y una triste pero aún asi reconfortante noticia saber que casi nadie conociera de su existencia.

Micah P. Hinson ha conseguido, sin hablar una sola palabra en español, que el concierto de esta noche estuviera a la altura de su música, que hubiese intimidad y calidez, aunque supongo que la disposición del teatro central de Sevilla también tuvo algo que ver. Ya fuera acompañado de una espléndida banda española que va con él en sus giras por el país (los aragoneses "Tachenko", habrá que seguirles la pista) o solo con su guitarra, nuestro amigo Paul ha estado cómodo sobre el escenario, nos ha hecho reír, nos ha cantado al oído, y no se ha guardado ninguna de sus personales extravangancias sobre la tarima. Quizá lo único reprochable ha sido la corta duración, una hora y media escasa, y un comienzo un poco flojo.

Por lo demás os recomiendo que lo escucheis, o si ya lo habéis hecho, que sigais de cerca el último disco de este adicto al valium y otras drogas, tendente a la depresión, que visitó la cárcel allá por el 2000, y cuya sensibilidad artística no es más que otra de las evidencias de su enorme inteligencia.

Además es feo de cojones. ¿Qué más se le puede pedir a un genio?

Os dejo con dos de mis canciones favoritas. Sobre todo la segunda, "Stand in my way"


domingo, 12 de diciembre de 2010

Canciones navajazo: "time to pretende", Mgmt


Llevo ya un mes casi sin parar por aquí. Y hoy tampoco voy a hacer una critica exhaustiva de ningún disco, ni os voy a hablar de la trayectoria de ningún grupo legendario. El post de hoy va a ser breve y conciso, y va a ir sobre una canción, una sola canción, perteneciente a un grupo americano que a mi me gusta relacionar de algún modo con el misticismo feliz de Arcade Fire o el carisma de niño genio desequilibrado de Radiohead. Ellos son MGMT, también conocidos como "The Manegement" y la canción que os dejo es un navajazo en el costado sensorial del que no ha parado de brotarme empatía emocionada y eternamente agradecida... un tema llamado "Time to pretend", con sus respectivos subtítulos en español para que podamos disfrutarla al completo.

Poco más tengo yo que decir. Váyanle haciendo un hueco en la lista de sus himnos personales: